jueves, 2 de enero de 2014


Aspectos esenciales 

En la calidad de la lectura dramatizada intervienen cuatro aspectos esenciales: selección de la obra, conocimientos previos de la obra en conjunto, conocimiento acerca del personaje que se interpreta y el dominio de la voz.

Selección de la obra

En la selección de la obra es importante tener en cuenta su calidad artística, su contenido o mensaje ideológico, el grado de interés que tienda a despertar, el número de personajes que intervienen —que debe ser proporcional al número de miembros del grupo— y la extensión, acorde con el tiempo de que se dispone para la lectura dramatizada.

Conocimientos previos de la obra

Es necesario conocer profundamente el contenido de la obra, su superobjetivo, su carácter (trágico, alegre o dramático), la época en que fue escrita, las circunstancias históricas y socioeconómicas en que se desenvuelve la trama y las características de los personajes, con el objetivo de tener una visión de conjunto. Esto es válido aun cuando el ejercicio de lectura dramatizada abarque solo un capítulo o escena de la obra. En este caso, un integrante del colectivo puede hacer la presentación e incluir en ella una visión general del argumento.

Conocimiento acerca del personaje

Cada lector debe estar familiarizado con el personaje que interpreta y sus relaciones con el resto de los personajes. Debe conocer sus características generales: edad, posición social, nivel cultural, estado de salud, características psicológicas y todos los datos que tiendan a ofrecer una visión clara de su personalidad, para reflejar en los diálogos el estado de ánimo del personaje en cada momento.

Dominio de la voz

La calidad de la lectura dramatizada depende en gran medida del dominio de la voz, por ello es imprescindible una dicción clara y precisa, una entonación cargada de naturalidad expresiva y reflejar las características del personaje que se interpreta. La modulación de la voz es muy importante para facilitar al oyente la comprensión del texto.




Porro Rodríguez, Migdalia y Mireya Báez García (2003). Práctica del idioma español. La Habana. Editorial Pueblo y Educación.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario